Ramalazos de las cacerolas y el temor progresista
Director de La tecl@ Eñe
Seguimos inmersos en los ecos de la teflonera marcha del Jueves pasado. Pero, y a una semana, la molestia, el malestar no ha cesado. Noto en la prensa oficialista de hoy, en el pensamiento "progresista", un tono que refleja cierto temor, algo de mesura, también de golpe recibido tras el cacerolazo, tal vez alguna inclinación a rever medidas no sólo de comunicación sino medidas económicas tomadas por el Gobierno Nacional en torno al dolar, a las restricciones en la compra de dólares. Y es que las últimas columnas de prestigiosos y respetados periodistas del campo nacional y popular, denotan hoy una fina preocupación por no perder, desilusionar, desencantar, a cierta fracción de lo que se denomina, de modo simple y ligero, clase media; ese conjunto de seres que se siente ofuscado por la inseguridad, la falta de libertad y demás consignas que amenazan con hacerse oír nuevamente. Vamos a aclarar un punto: Sé que hay cosas que fallan y faltan: El transporte, el salario, la salud, la reforma impositiva. Sé que hay que mejorar los discursos y lenguajes. Sé que la creatividad y la fuga hacia adelante en la construcción de más políticas que amplíen fronteras es un desafío, que por otra parte, ha caracterizado al Kirchnerismo.
¿Pero no es demasiado poner bajo la lupa de la revisión y la duda todo lo realizado desde el gobierno por una marcha numerosa, cuantiosa, que no hay que desestimar, pero que tampoco es representativa de la mayoría de la sociedad, que no es toda la sociedad, y menos toda la sociedad trabajadora? ¿Cuántos son los que viven pensando en el dolar? ¿Un 15 por ciento de la población? Yo viví en el 2002 con el 60 por ciento de mi sueldo en Patacones, y sentí algo parecido a lo que es ser un kelper en tu país: Negocios con el cartelito que rezaba: "No se aceptan patacones", y yo con el 60 por ciento de mi salario en billetes del Estanciero. No hace mucho de esto.
La Inseguridad y el centrismo porteño
¿Creen algunos cronistas que en Lanús, por ejemplo, como leí hoy, no existen representantes de esa clase media que se mira en el espejo de sus inmediatas superiores, que cacerolean también por el dolar, la inseguridad y todos los clishes propalados a diario desde los medios? ¿O piensan que sólo el centro y sus luminarias poseen esas complejidades de clase? ¿Es tan sorprendente comprobar que en el conurbano bonaerense suceden los mismos fenómenos sociales, ocurren las mismas tensiones políticas y de clase, que en la CABA?
¿El Gobierno se debe ver forzado a rever políticas implementadas, considerar minidevaluaciones que importen el tipo de cambio del dólar, ceder a las presiones de sindicalistas descontentos por las pugnas del poder (está bien, acepto la cuestión no menor del mínimo no imponible, claro); por esta marcha de un sector que, sigo sosteniendo, responde a herencias ideológicas, profundamente antiperonistas, y hoy ya profundamente antikirchneristas, que cosntituye desde hace un largo rato una poderosa matriz cultural?
Y sigo con las preguntas. ¿El gobierno no viene analizando y proponiendo políticas de más ampliación de derechos más allá de las marchas de un sector minoritario?
¿Y aquellos que estuvieron en la marcha pero no comparten el todo de esas feroces manifestaciones, preocupan tanto, es imperioso no ofenderlos y coptarlos para la causa? Me dirán que si se quiere construir hegemonía es necesario, sí, tanto como ganar metros en la diaria batalla de posiciones o trincheras culturales. ¿No se manifiestan siempre del mismo modo: "Me gusta la Ley de Género o el Matrimonio Igualitario pero no se metan con mis dólares, o con mi libertad de viajar o expresarme"? ¿No son franjas muy maleables y susceptibles al pensamiento pre-digerido vertido por los medios, y hasta no revelan un profunda pereza intelectual para informarse? Vamos, no hay un regodeo en la ignorancia allí, en la ignorancia política que es una falta de responsabilidad ciudadana. Después de todo, informarse implica hoy eso: un responsabilidad social que supone un mínimo de esfuerzo por el análisis de lo que se lee o escucha.
¿Esos sectores medios, por momentos progresistas, por momentos snobs, son responsables a la hora de formarse una opinión, de buscar información, de perforar el sentido común? ¿Hay que estar tan pendiente de estas manifestaciones, y me pregunto, más aun: ¿Es casual la realización de esta marcha del teflón ante la proximidad del 7 de Diciembre, y cuando el Gobierno anunció el aumento de la AUH? ¿No es eso una reacción que discurre entre dos paradigmas en pugna: el de ciudadanía y derechos vs. el de Consumidor aislado (ombliguista y adolescente: me gusta esto pero esto no porque...) y a-político?.
Y es más complejo todavía, si preocuparnos es la medida de las opiniones: Existe todavía hoy (¡y cómo no!) una gran franja de compatriotas de sectores bajos o populares, que se ven torpedeados a diario desde los medios (mass-medias, cómo se lo extraña a Casullo en estos momentos) con informaciones-operaciones, que no pueden decodificar por falta de herramientas, elementos, que se disolvieron como la espuma en la orilla de algún mar con el atentado programado que sufrió el sistema educativo durante el menemato y durante esa parodia de republicanismo que funcionó a base de ansiolíticos: La alianza. Y son esos mismos sectores a los que también apunta el poder mediático-económico para formar sentido, para perturbar y enardecer también. Aquí es donde se ve claramente reflejada la necesidad de más Estado, de más políticas públicas, de mayor y mejor calidad en la educación pública.
Creo sinceramente, que el Gobierno esta trabajando, analizando, elaborando políticas más allá de los caceroleros y sus marchas por venir. Analiza el panorama pero no puede detenerse en el capricho de minorías reaccionarias que se sienten el país. ¿Deberá seducir nuevamente a esos sectores medios- medios bajos que viven en continuo estado de maduración? Si, quizás, y creo que esto es también analizado por el Gobierno. Pero es una difícil tarea: Nada les será nunca suficiente a estos sectores si no pueden comprar sus dolares (otra terrible matriz cultural: hasta el ´75 nadie ahorraba en dólares), o viajar a Uruguay, o a Europa, o si no pueden sentir que el bien común implica resignar privilegios.
Y hoy escucho a periodistas progresistas recelosos, hablándole a ese sector de clase, no al más atroz y banalmente ofensivo, sino al que siempre está solo y espera, al hombre común y hasta mediocre en su concepción de un país para todos, para las mayorías. Y les hablan desde el eco agridulce que devuelve la experiencia de otroras y recientes tensiones políticas, económicas y sociales; y desde y por la marcha de Jueves último, algunos hasta comparando este cambalache reaccionario con el 2008, y hasta con el 2001!. Con lo más visibilizado en su horror todo es fácil, sencillo; con las complejidades de la complicidad en diferentes grados, todo es oscuro y es necesario encender la luz de alarma.
Quiero ser piadoso con mi clase, pero hoy no puedo. ¿Cómo no hablar de continuidades históricas, más allá de que los procesos no sean unívocos o lineales? Esa composición aterradora de indecisos en eterna adolescencia y fascistas reaccionarios se hubieran cargado a Cristina Fernández antes de cumplir el año de su segundo mandato, de existir el Partido Militar, o más cerca, de contar con un Congreso como el que dio el golpe institucional en Paraguay. Eso es lo que ocurrió en 1955, y Perón había ganado las elecciones de medio término arrasando! ¿Y? Una minoría con mucho poder económico junto a los útiles de siempre propiciaron y aplaudieron el bombardeo sobre civiles en Plaza de Mayo, y en nombre de la Democracia y en contra de la Dictadura y Tiranía.
Ahora bien: ¿Constituye esta preocupación un giro regresivo o un revisionismo histórico extemporáneo sobre el peronismo?. No lo creo. Son matrices culturales profundamente arraigadas en nuestra sociedad, que hay que desarticular. Y más aún, matrices reafirmadas con la instalación del paradigma neoliberal consumista de los ´90 vigente todavía, lo cual, a su vez, se transforma en un problema económico ya que como lo expresó John William Cooke , la economía no ha sido nunca libre. O se la dirige y controla desde el Estado, y en beneficio del pueblo, o la manejan los monopolios en perjuicio de la Nación.
Comentarios:
Daniel Freidemberg Disculpe, Conrado, pero me parece que tiene que bajar los decibeles y reflexionar un poco. Si usted mismo dice esto (copio): "Sé que hay cosas que fallan y faltan: El transporte, el salario, la salud, la reforma impositiva. Sé que hay que mejorar los discursos y lenguajes. Sé que la creatividad y la fuga hacia adelante en la construcción de más políticas que amplíen fronteras es un desafío, que por otra parte, ha caracterizado al Kirchnerismo." ¿Por qué le altera tanto entonces que desde el propio campo nacional y popular se hagan llamados de alerta? ¿No le parece un tanto injusto cuando livianamente etiqueta a los que hacemos esos llamados de alerta adjudicándonos una "fina preocupación por no perder, desilusionar, desencantar, a cierta fracción de lo que se denomina, de modo simple y ligero, clase media".. ¿No serán un tanto más complejas las cosas? Peor aun: toma impulso y directamente, sin matización intermedia ni relativización, vincula esa "fina preocupación" con la intención de "poner bajo la lupa de la revisión y la duda todo lo realizado desde el gobierno". ¿Dónde vio eso? ¿No se le ocurre que se trata precisamente para avanzar y profundizar que se propone hacer mejor las cosas y evitar las metidas de pata? ¿La obsecuencia y el alineamiento monolítico, incapacitado de pensar, es la única posibilidad diferente a la del caceroleo y las operaciones de inteligencia que, simulando espontaneidad, están echando a andar los centros del poder real.
Mano de Mandioca Estuve ojeando la nota, Conrado, me llaman a comer. Dentro de un rato la leo y comento con más detenimiento.
Mientras tanto, adelanto mi punto de vista.
Un conjunto de manifestaciones como la del jueves pasado es normal en un país democrático.
Desdramaticemos.
El año que viene, hay elecciones de mitad de mandato.
Y en la cancha se verán los pingoss.Daniel Freidemberg No es en contra sino a favor de la profundización de la experiencia que vivimos desde 2003 que acá http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-203719-2012-09-19.html Wainfeld propone más "sintonía fina" para no seguir cometiendo metidas de pata que se habrían podido evitar.
Conrado Yasenza
Son complejas, por eso escribí el texto que escribí. Yo ni soy no obsecuente ni orgánico del kirchnerismo, pero me parece que (hay un texto anterior) por lo contundente del cacerolazo hay que analizar sin caer en cierto temor y en el "“negociemos Inodoro que vienen por nosotros”. Usted me conoce Freidemberg, sabe de mi postura. Creo en que las diferencias deben ser contenidas en un espacio pacífico de libertad y conflicto que lleva (desde los griegos) el nombre de política. Por ello no me gusta el consignismo vacío que reemplaza al razonamiento ni la visión de las cosas en blanco y negro. Pero reconozco las contradicciones y no intento suprimirlas en un “gran consenso” que suele ser el nombre, la fina preocupación que le molestó, de la resignación frente al establishment. Tampoco formo parte de aquellos que se cuidan para no tener problemas en el futuro si la mano cambiase. No entro en el juego del odio ni en el de agitarnos temblorosos y pensar qué habremos hecho mal. Reflexiono, y permítame Usted que algunas notas no me hayan gustado, por favor.
Mano de Mandioca
Por empezar, la situación actual es muchísimo menos tensa y comprometida que la de hace cuatro años.Para seguir, luego de la crisis política consecuencia de ese verdadero intento de golpe suave que sufrimos en el 2008, en el 2009 tuvimos elecciones, las perdimos, quedamos en minoría en la Cámara de Diputados. ¡Y aquí estamos! Así que: kirchneristas (de toda su variopinta variedad), anti-kirchneristas (de los completamente obsecuentes a los nada obsecuentes, con toda la gama intermedia, y no-kirchneristas), a bajar los decibeles de dramatización.El año que viene tenemos, nuevamente, elecciones de mitad de mandato.Y dentro de tres años, elecciones de ejecutivos: nacional, provinciales, municipales.En esas canchas se verán los pingos.
Hernán Brienza
El principal deber de un intelectual orgánico es no quedar nunca como un disfrazado sin carnaval...
Conrado Yasenza
Es menos tensa pero intensa, y no es aconsejable desestimarla como tampoco caer en lo que más arriba y en la nota he tratado de decir. Es una opinión, y una mirada sobre diferentes editoriales que leí en estos días. dentro del campo nacional y popular todo, fuera... A su vez esto no debe llevarnos a pensar y reiterar argumentos instalados desde otros lugares. Me da la sensación de que cuando no se sabe bien qué decir sobrevuelan frases como " hay errores de comunicación", "abusó de la cadena nacional" y otras por el estilo. Este Gobierno trabaja todos los días, escucha las observaciones (La Presidenta lo dijo varias veces, citó a Zaiat y otros), atiende a las movilizaciones, no se cierra. Hoy los ruralistas le pidieron retenciones móviles, en fin.
Mano de Mandioca
En cuanto a la nota de Conrado Yasenza, me parece excelente, como de costumbre. Espero que me autorices para bloguearla.
Conrado Yasenza
pero claro lleve mano!
Y en cuanto a lo de orgánico me refiero a qué me reconozco plenamente dentro del kirchnerismo pero no tengo una militancia activa en ninguna agrupación orgánica.Salvo, y espero que crezca con vigor, en COMUNA, que es una asociación de periodistas cuya concepción del oficio es que la información es un derecho humano y de dominio público.
Mano de Mandioca
Algunos remarks:
(1) Yo también extraño a Nicolás Casullo, un tipo que tenía una muy buena formación, desarrollaba capacidades analíticas con muy buena base teórica y adecuado contenido empírico sobre cuestiones comunicacionales.
(2) La llamada "clase media" es cualquier cosa menos una clase social. Y, en términos generales, es cualquier cosa menos una buena categoría analítica científico-social. ¿Se refiere a una posición en la estructura productiva? No. ¿Se refiere a un conjunto de mentalidades? Para nada, puesto que esas mentalidades no son descriptibles empirícamente (¿con qué instrumento?) y cuando se intenta hacerlo esos contenidos son tan cambiantes que nunca se ha podido hacer un constructo teórico referido a ellos que tenga ninguna consistencia lógica interna, ni, muchos menos, coherencia dentro de ningún corpus teórico.(3) No entro en el muro la nota en su versión actual, porque la foto es lamentable. Veré ahora con qué me parece ilustrarla en el blog.
Conrado Yasenza
Ilustre con lo que quiera Mano-Mario. Con relación a la clase media, acuerdo, por eso aclaré "cierta fracción de lo que se denomina, de modo simple y ligero, clase media", no me quise meter ni con Casullo, ni con Adamovsky. La verdad que la miro ahora (la foto) y es bastante mala.
//"..Son matrices culturales profundamente arraigadas en nuestra sociedad, que hay que desarticular. Y más aún, matrices reafirmadas con la instalación del paradigma neoliberal consumista de los ´90 vigente todavía, lo cual, a su vez, se transforma en un problema económico ya que como lo expresó John William Cooke , la economía no ha sido nunca libre. O se la dirige y controla desde el Estado, y en beneficio del pueblo, o la manejan los monopolios en perjuicio de la Nación..."
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